Bueno, por fin culminé la operación rescate del libro La Inmortalidad de Milan Kundera. Dejo aquí un fragmento en el que describe al homo sentimentalis:
"El homo sentimentalis no puede ser definido como un hombre que siente (porque todos sentimos), sino como un hombre que ha hecho un valor del sentimiento. A partir del momento en que el sentimiento se considera un valor, todo el mundo quiere sentir; y como a todos nos gusta jactarnos de nuestros valores, tenemos tendencia a mostrar nuestros valores [...].
Es parte de la definición de sentimiento el que nazca en nosotros sin la intervención de nuestra voluntad, frecuentemente contra nuestra voluntad. En cuanto queremos sentir (decidimos sentir, tal como Don Quijote decidió amar a Dulcinea) el sentimiento ya no es sentimiento, sino una imitación del sentimiento, su exhibición. A lo cual suele denominarse histeria. Por eso, el homo sentimentalis (es decir, el hombre que ha hecho del sentimiento un valor) es en realidad lo mismo que el homo hystericus."
Edición, dos ó tres días después
Vale, al volver a leer la entrada, me doy cuenta de que es más bien "sosa" si no la acompaño de una serie de aclaraciones.
Desde mi punto de vista, Kundera manifiesta una clara antipatía por el Homo Sentimentalis. No nos dice que sus sentimientos sean falsos, sino que no son del todo honestos. Por ejemplo, en el caso del amor - pasión, lo que menos importa es el ser amado. El Homo Sentimentalis no ama a una persona, sino que está enamorado de la imagen de sí mismo entregado al amor. En el caso, cita también como ejemplo, de un joven revolucionario que marcha con su fusil a la montaña, no lo hace por amor al cambio, sino porque está fascinado por su propia imagen de guerrillero.
En fin; el Homo Sentimentalis parece un producto netamente europeo y que ha florecido en los últimos tiempos. De manera particular, he de confesar que yo también siento una gran antipatía por él...