jueves, 11 de septiembre de 2008

Ser cínico

cinismo.
(Del lat. cynismus, y este del gr. κυνισμός).
1. m. Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.
2. m. Impudencia, obscenidad descarada.
3. m. Doctrina de los cínicos (‖ pertenecientes a la escuela de los discípulos de Sócrates).
4. m. desus. Afectación de desaseo y grosería
Supongo que, cuando tenemos miedo, afirmarnos escépticos en materia de sentimientos contribuye a crear alrededor nuestro una especie de muro tras el que nos sentimos a salvo.
No obstante, no estoy segura de haber conocido nunca a nadie que de verdad albergara serias dudas respecto a temas de las emociones complejas. ¿Es vuestro caso, o de verdad os habéis encontrado con personas que creían en serio en que el amor no es más que una ilusión de los sentidos, etc.; una trampa de la Naturaleza, etc.; un invento post-revolución industrial de una burguesía aburrida, etcétera...?

lunes, 12 de noviembre de 2007

Del desgaste del corazón

El corazón no es más que un músculo que bombea sangre, pero por algún motivo siempre se le ha relacionado con el ámbito de las emociones. Continuemos con esta metáfora entonces...
Como parte del organismo, está sujeto al desgaste. Y como símbolo de los sentimientos, también.
Solución: cuídalo. Sólo hay uno. Decía Nietzsche que lo que no mata hace más fuerte. Pero creo que con el corazón hay que llevar una política diferente.
Como decía el vecino pintor de Amélie, uno debe cuidar su corazón... Porque si no, se endurece y se vuelve quebradizo, como los huesos de cristal.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Fragmento de "La nueva moral sexual", de Alexandra Kollontai

Alexandra Kollontai fue una socialista rusa nacida en San Petersburgo en 1872. Participó en la Revolución Rusa y formó parte del gobierno de Lenin como Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública". Para Kollontai, un orden más justo requería un profundo cambio en hombres y mujeres. El siguiente fragmento está extraído de "La nueva moral sexual":
El matrimonio legal tiene en su base dos principios que lo envenenan y que afectan de igual forma a varones y mujeres. Estos principios son la indisolubilidad del matrimonio y la idea de propiedad respecto al cónyuge. La indisolubilidad del matrimonio que "se funda en la idea contraria a toda ciencia psicológica de la invariabilidad de la psicología humana en el curso de la vida" (29), impide que el alma humana se enriquezca con otras relaciones amorosas. Esto es tanto más grave en tanto que, como señalara Meisel Hess, "un corazón sano y rico capaz de amar, no es un pedazo de pan que mengüe a medida que nos lo comemos". Por el contrario, el amor es una fuerza creadora, que aumenta a medida que se prodiga. Por otro lado, el matrimonio legal se muestra capaz de estrangular la relación más apasionada. La idea de propiedad respecto al otro lleva a estrechar la vida en común hasta tal punto que "hasta el amor más ardiente se convierte en indiferencia". Y tampoco enriquece el alma humana en cuanto que no requiere "sino pocos esfuerzos psíquicos para conservar al compañero de vida, ligado por cadenas externas".

lunes, 30 de julio de 2007

Sobre los compromisos...

Algernon.- No pareces darte cuenta que en la vida de casado tres es compañía y dos es nadie.


Jack (Sentimental).- Eso, mi
querido amigo, es la teoría que el corrupto Drama Francés ha estado proponiendo
durante los últimos cincuenta años.


Algernon.- Sí, y la misma que el feliz Hogar
Inglés ha corroborado en la mitad de tiempo.


Jack.- Por el amor de Dios, no intentes ser
cínico. Es bastante fácil serlo.


Algernon.- Mi querido amigo, no es fácil ser
algo hoy en día. Existe una competencia feroz. (Se oye el timbre de la
puerta
). ¡Ah! Esa debe ser tía Agusta. Sólo los familiares o los acreedores
tocan el timbre de una manera tan wagneriana.
La importancia de llamarse Ernesto, Oscar Wilde

martes, 3 de julio de 2007

Celos

Llevo una temporada observando varios casos de celos en mi entorno. No es que yo esté exenta de pecado; pero algunas cosas me resultan ridículas. Existe una base biológica, cierto, pero no justifica la mayoría de acciones controladoras a las que muchas personas someten a sus parejas (las cuales también tienen delito por ceder).
¿Dónde están los límites de vuestros celos? ¿Creéis que está justificado exigir una determinada conducta a alguien para evitaros situaciones en las que os sintáis inseguros?

sábado, 2 de junio de 2007

Homo sentimentalis

Bueno, por fin culminé la operación rescate del libro La Inmortalidad de Milan Kundera. Dejo aquí un fragmento en el que describe al homo sentimentalis:
"El homo sentimentalis no puede ser definido como un hombre que siente (porque todos sentimos), sino como un hombre que ha hecho un valor del sentimiento. A partir del momento en que el sentimiento se considera un valor, todo el mundo quiere sentir; y como a todos nos gusta jactarnos de nuestros valores, tenemos tendencia a mostrar nuestros valores [...].
Es parte de la definición de sentimiento el que nazca en nosotros sin la intervención de nuestra voluntad, frecuentemente contra nuestra voluntad. En cuanto queremos sentir (decidimos sentir, tal como Don Quijote decidió amar a Dulcinea) el sentimiento ya no es sentimiento, sino una imitación del sentimiento, su exhibición. A lo cual suele denominarse histeria. Por eso, el homo sentimentalis (es decir, el hombre que ha hecho del sentimiento un valor) es en realidad lo mismo que el homo hystericus."
Edición, dos ó tres días después
Vale, al volver a leer la entrada, me doy cuenta de que es más bien "sosa" si no la acompaño de una serie de aclaraciones.
Desde mi punto de vista, Kundera manifiesta una clara antipatía por el Homo Sentimentalis. No nos dice que sus sentimientos sean falsos, sino que no son del todo honestos. Por ejemplo, en el caso del amor - pasión, lo que menos importa es el ser amado. El Homo Sentimentalis no ama a una persona, sino que está enamorado de la imagen de sí mismo entregado al amor. En el caso, cita también como ejemplo, de un joven revolucionario que marcha con su fusil a la montaña, no lo hace por amor al cambio, sino porque está fascinado por su propia imagen de guerrillero.
En fin; el Homo Sentimentalis parece un producto netamente europeo y que ha florecido en los últimos tiempos. De manera particular, he de confesar que yo también siento una gran antipatía por él...

domingo, 20 de mayo de 2007

Aya-tolais


¿Es lícito querer cambiar el estilo de vida de alguien? Por la gran cantidad de gente dedicada a hacer proselitismo de su religión o filosofía parece que si.

A mí no me importan demasiado las creencias de los demás, mientras sean capaces de ver los fallos y debilidades de su propio credo. Me parece muy sana esa capacidad de autocrítica, que a veces nos falta a más de uno.


Por eso me he sentido molesto cada vez que me han intentado ganar para una religión. Me han dado la charla los testigos de jehová, los mormones, un musulmán, una señora de una iglesia latinoamericana bastante rara y un gnóstico extraño que estaba un poco loco.
A todos les hice la misma prueba, una bastante sencilla. Simplemente, les pedí que me dijeran tres cosas malas acerca de su religión, ninguno me contesto. En ese momento, procuro acabar la conversación. Alguienque no es capaz de responder a algo tan simple, una persona que no tiene una capacidad de autocrítica tan básica, no va a convencerme a mi de las bondades de su credo. Antes quiero saber que tiene de malo.
Por suerte, no me he encontrado con ningún misionero agresivo, cuando he querido terminar la conversación tan solo han sido necesarias unas pocas palabras bien escogidas, aunque un amigo mio me contó que una vez en un viaje en autobús se le sentó un misionero mormón al lado y que tuvo que terminar levantándose y cambiándose de asiento...dos veces! en una parada que hicieron en jaén, al volver a subir al autobús, se cambió de asiento porque no quería seguir tratando con aquel tipo. A los 15 minutos se le volvió a sentar al lado. En fín, su tenacidad resulta a la vez estúpida y admirable.
A mí me dió lástima la historia, los misioneros mormones suelen ser tipos de diecimuchos o veintipocos, ansiosos por ascender en el escalafón de una iglesia que controla todos los aspectos de la vida de su comunidad. Pobre tipo en realidad, pero no por eso me uniría a su secta.
Esas personas, pese a su pesadez no son tan peligrosas, si uno tiene las cosas claras, puede desmontar sus argumentos con facilidad. El problema son aquellos que quieren expandir su religión a base de sangre (preferetemente la de otros que nos ean ellos). Uno siempre puede discutir con una persona pacífica, pero contra un violento no es tan fácil, espero no encontrarme con ninguno, aunque el mundo esta lleno de aya-tolais.
Un saludo
Audio: "Saglaten" Hedningarna
Imagen: caricatura de jomeini, sacada de google imágenes