lunes, 23 de abril de 2007

Dolor, dolor...


El ser humano parece que necesita sentirse querido para evolucionar como persona. La falta de afecto puede hacer que una persona se convierta en un agujero negro para los demás. Un ser que absorbe todo lo que el mundo le ofrece sin dar nada a cambio. Se han necesitado años de psicología moderna nos han inculcado esta idea, algo que en principio parece de sentido común.

Parece sin embargo, que como todo en el ser humano, cualquier idea que mejora un poco las cosas se abraza hasta sus máximos extremos. Un exceso de cariño tiene la consecuencia de crear eternos adolescentes incapaces de valerse por si solos. Mascotas de sus padres que no son capaces de salir al mundo sin la muleta de su apoyo o que lo hacen llenos de carencias emocionales muy necesarias.

La frustración y el dolor son tan importantes para formar la personalidad como el cariño. Alguien que nunca se ha visto en dificultades npo sabrá como solucionarlas cuando le alcancen y estas siempre llegan, no importa lo amplio que sea el paragüas que te cubra. Aquellos que crecen en un entorno que les dá todo lo que necesitan, no desarrollan mecanismos que les permitan afrontar los desplantes de la vida. Ante estos, sus reacciones pueden ser tremendamente infantiles. ya he visto demasiados "adultos" tener rabietas más propias del jardín de infancia que de una oficina, estas personas son casi una plaga.

Hace poco he tendio un encuentro con alguien así, incapaz de comprender que no puedo solucionar sus problemas, ni tengo porque hacerlo. Su respuesta a mi negativa ha sido desmesurada, casi un chantaje. Me he visto obligado a poner tierra de por medio. Conozco bien las circunstancias de esta persona, asfixiada toda la vida por un entorno familar opresivamente protector, que ahora está descubriendo el mundo, que se lanza a lo que sea con 10 años de retraso y que no merece la pena avisarle de nada, no te escucha. siempre le dije que me abstengo en la votación sobre como llevar su vida, que se gobierne a solas. pero no hace caso

Y ahora me odia.

Este texto me ha quedado muy emo, ya pondré algo más alegre cuando me vuelva a tocar.

Un saludo!

Audio: "Love will tear us apart" Joy Division

4 comentarios:

Letichan dijo...

Conozco el caso: he vivido situaciones parecidas de manera más o menos reciente... Creo que tu opción, la de poner tierra de por medio, es la más acertada. Cuando sepa distinguir entre su YO y el resto del mundo, que vuelva.

Anónimo dijo...

Tengo una niña de once meses y medio. Se llama Sofía y tiene la cabeza llena de chichones. Se los ha hecho cayéndose. Mientras se caía, yo miraba, sin hacer nada.

Desde hace una semana no se ha caído nunca. Ahora es capaz de ir de un sitio a otro apoyándose sólo en sus piernecitas. Sí, ya anda. Y la cara que pone cuando lo hace es... de pura felicidad.

Se siente feliz porque se siente segura. Se siente segura porque se siente poderosa. Se siente poderosa porque ha sido capaz de enfrentarse a muchas frustraciones (chichones) y las ha superado.

Si la hubiera cogido cuando se caía, no estaríamos en este punto.

El cariño y la firmeza no son incompatibles. Deberían ser inseparables, igual que lo son la frustración y el gozo. Igual que lo son el miedo y la dependencia.

Si pudiera pedirle un deseo, sólo uno, al genio de la lámpara, le pediría que mi niña fuera de esas personas capaces de enfrentarse a la frustración y superarla, porque esas personas son poderosas, felices, capaces, sanas.

Letichan dijo...

Es muy posible que Sofía lo consiga.

Anónimo dijo...

Por lo pronto, hoy hemos empezado con el destete, y se ha dormido la siesta solita (sin ayuda de teta).